jueves, 10 de diciembre de 2020

BURBUJA MORTAL. EL FINAL AGÓNICO DE LA PESCA EN SENEGAL

    


    Año 2017, Lisboa. Vítor Ganchinho, el gerente de la empresa Go Fishing nos invitó a mi compañero de pesca con caña habitual (Raúl Gil) y a mí para impartir un curso sobre pesca deportiva moderna con señuelos artificiales. Durante la comida, Vítor nos habló maravillas sobre los fondos marinos de Senegal, donde llevaba un par de décadas veraneando, practicando snorkel y pesca submarina junto a un amigo nativo, Cherif Sow, un verdadero atleta capaz de hacer apneas a más de 40 metros de profundidad. Nos enseñó tantas fotos y vídeos de aquellas aguas que sentimos la necesidad de acudir allí a probar suerte con nuestras cañas de pescar, pues tanto Raúl como yo somos unos verdaderos enfermos de la pesca deportiva, haciendo frecuentes colaboraciones con revistas de pesca o televisión, documentando tanto nuestras vivencias nacionales como las aventuras internacionales. Y así es como se gestó nuestro primer viaje de pesca deportiva a Senegal, cerca de Dakar, concretamente a la localidad de N´gor. La idea inicial era grabar un buen documental para el Canal Caza y Pesca de Movistar +, pues sabíamos de la presencia de muchos peces de gran tamaño, ya que nuestro amigo portugués nos había enseñado muchos vídeos de pesca submarina grabados apenas un par de años antes, y todo apuntaba a que habría un buen espectáculo deportivo digno de ser filmado y mostrado al público, por lo que se sumaría a la expedición un cámara leonés (Carlos Rodríguez, de Producciones Bicho), un biólogo muy curtido en estas lides con el que ya hemos compartido más de una aventura.

Cherif fue el encargado de recogernos en el aeropuerto de Dakar en un caluroso mes de Julio. Vítor ya estaba allí, alojado con su familia en el lujoso Club Med, mientras que nosotros nos apañaríamos en una habitación de una casa de N´gor, desde donde partiríamos a pescar en barca. La casa era de un familiar de Cherif, la típica casa africana "moderna" hecha de bloques sin enlucir ni pintar, en la que la familia vivía abajo y nosotros ocupábamos el piso superior, en compañía de los peligrosos mosquitos (en la zona hay riesgo de contraer malaria, por supuesto). La cuestión es que la imagen que se visualizaba desde la terraza de nuestra casa en plena noche ya nos daba una idea de lo que nos encontraríamos con la luz del día; en la oscuridad del mar se veían luces sumergidas, linternas que se movían en todas direcciones y denotaban la presencia de gente buceando tratando de pescar algún pequeño lábrido o pez globo que durmiera entre las rocas. Era sugerente pensar que si hubiera bastante pescado la gente no se molestaría en adentrarse así en la oscuridad del océano por unos pececillos sin aparente valor comercial... El amanecer ofrecía una bella estampa en el cielo rojizo africano, con numerosos milanos volando a muy pocos metros de nuestras cabezas sobre los tejados del destartalado poblado marinero, si bien al mirar hacia abajo el mar no parecía expresar lo mismo, estando absolutamente falto de vida y lleno de plásticos flotando, otro de los problemas del mundo moderno que se enfatiza en los países "en vías de desarrollo". Cherif acudió con Vítor para guiarnos entre las callejuelas de N´Gor al punto de partida de las embarcaciones. La gente se mostraba tan amable como en toda África, aunque es cierto que los senegaleses son especialmente amigables, y más de uno hablaba o chapurreaba el español, bien por que tenía algún familiar en la Península o por que estaba preparándose para tratar de llegar allí en un futuro no muy lejano si la cosa no pintaba bien en su país. Por las calles, se respiraba una mezcla del África que conocemos con la modernidad, con sus pollos y cabras sueltos por las calles de arena que chocaba con la imagen de algunos coches y motos nuevos o gente "whatsapeando" desde sus lujosos iphone. Los primeros rayos del Sol nos mostrarían la escalofriante imagen de decenas y decenas de botellas de aire preparadas en la playa para ser cargadas a bordo de los "kayucos" que transportaban a los buceadores encargados de hacer la pesca. El sonoro ruido de un compresor de aire emanaba de una de las casas de primera línea, de donde salía un sinfín de botellas medio oxidadas que se iban depositando en la arena para ser cargadas por los buceadores apresuradamente, dando paso a un nuevo barco que cargar. Llamaba poderosamente la atención la escasa potencia de los motores, con 10 cv en el mejor de los casos, pero que era más que suficiente para mover con rapidez a este tipo de embarcaciones tan estrechas, a modo de piraguas. Había cientos de embarcaciones bellamente decoradas, pero es cierto que yacían sobre la arena y tan sólo los buceadores se hacían a la mar, algo que por noveles en este territorio nos parecía "normal", pero que tan pronto como nos hicimos a la mar en nuestra barca "del primer mundo" entenderíamos a la perfección.

Nuestra primera salida de pesca deportiva se resume a un pez semi pelágico (serviola) que capturamos en torno a un pecio sumergido a 65 metros de profundidad, un bagaje muy pobre para unos pescadores bien experimentados y unas aguas tan presuntuosamente ricas como se nos había enseñado en vídeos submarinos. Cerca de la costa apenas se podía encontrar algún pez pequeño, por eso Cherif nos llevó a esos pecios profundos, donde sabía que podía quedar algo grande. Nos explicó como esta gente -los buzos con botella- había esquilmado la pesca en aguas someras al entrar en juego algún español que compraba los meros a 3,5 euros el kilo, para venderlos en España a más de 50. En dos años se había creado un especie de burbuja en torno a la pesca submarina, y se apreciaba un poder adquisitivo que distaba mucho de la pobreza que se percibe en otras zonas de África no tan lejanas. La cuestión es que, una vez acabado el pescado en superficie, tocaba bajar a muchos metros, cambiando la apnea por las bombonas, llegando cada vez más hondo. Para cualquier europeo un descenso y/o ascenso a más de 60 metros de profundidad sin descompresión sería mortal. Sin embargo, los senegaleses me demostraron que son "de otra cepa", y lo hacían a diario, aunque no en vano todas las semanas había alguna muerte, pues la carencia de pesca les hacía tener que arriesgar cada vez más. La pesca se acaba, y el senegalés busca cada vez más lejos, colándose furtivamente en los países vecinos, que aún tienen más pesca, como Mauritania o Guinea Bissau, realizando travesías de más de un centenar de kilómetros al día a bordo de una piragua de madera aderezada por un solo pequeño motor fueraborda, y viendo cómo la misma mano que le da de comer lleva tatuada una calavera...


N´Gor. Mientras esperamos a la barca, van cargando una piragua tras otra de botellas de aire. 

El segundo día de pesca lo dedicaríamos a los pelágicos de aguas abiertas, del estilo del pez vela, atún de aleta amarilla o la llampuga (dorado). Más de cien kilómetros de travesía pesquera sin ver rastro de estos peces se antojaba poco halagüeño, aunque nos costaba resignarnos a malograr este viaje. La visión de un barco factoría coreano en torno a unos delfines sirvió para que Cherif nos explicara que, según él, su estadio de fútbol fue un "regalo de los coreanos" que debe tener bastante que ver con que no pescásemos ningún pelágico, cuando estas aguas fueron de las más famosas del mundo por su riqueza en estas especies apenas dos o tres décadas atrás, cuando había un floreciente turismo de pesca deportiva de altura. No en vano, la embarcación en la que navegábamos había sido malvendida por un francés que hacía salidas de pesca y se marchaba del país definitivamente, tal y como estaba haciendo en la actualidad otra empresa similar, Atlantic Evasion, con cuyo gerente pudimos conversar antes de que trasladara su negocio definitivamente a Guinea Bissau, donde ya llevaba años operando. Los acuerdos de pesca comercial "sostenible" de Senegal con la Unión Europea, China o Corea del Sur sólo han servido para empobrecer sobremanera a una sociedad que vivía claramente mirando al mar, y así lo pudimos comprobar de primera mano. El tercer día lo dedicaríamos a hacer algo de turismo en el famoso Lago Rosa y visitar el mercado de pescado de Dakar, que no haría otra cosa que confirmar nuestros temores: se acaba el pescado en Senegal. Fue sorprendente ver la magnitud del mercado, toda vez que a duras penas se podía ver algún pez de cierta entidad o valor culinario. Cientos de personas comerciaban tras la línea de coloridas piraguas hacinadas en orden en una playa llena de suciedad y con olor a aguas fecales. Pese a la magnitud del mercado, apenas un pez vela y unos cuantos pargos eran atractivos desde el punto de vista deportivo o gastronómico. La mayoría de puestos ofrecían una visión espeluznante, con peces globo y pequeños pámpanos africanos en el mejor de los casos, peces que en la vecina -y pobre- Mauritania son descartados hoy en día. Ni rastro de los últimos meros que se están pescando, y es que esos no pasan por el mercado, pues ya sabemos que marchan para Europa, igual que sucede con las corvinas en la vecina Mauritania, un país que conocemos muy bien, y que sigue el rumbo de Senegal en lo que a sobre pesca se refiere, habiendo observado cambios drásticos en las especies en tan sólo los últimos 10 años. La primera vez que visitamos el Parque Nacional del Banc d´Arguin conseguimos sin dificultad pescar 35 especies diferentes de peces y los cartilaginosos (guitarras, pastinacas, mantelinas y pequeños tiburones de tres especies diferentes) eran extremadamente abundantes. Actualmente cuesta hacerse con más de una decena de especies y hace dos años que no hemos visto ningún tiburón, algo realmente insólito. Fuera del Parque Nacional, los barcos arrastreros campan a sus anchas día y noche, puede verse el resplandor de sus luces en la oscuridad del desierto desde la única carretera asfaltada que atraviesa el país. En el Parque Nacional los Imraguen, que hacían pesca sostenible de unos abundantes mugílidos con unos medios muy rudimentarios, actualmente se dedican a pescar la cúspide de la pirámide trófica, arrasando con los tiburones (he visto fosos enteros de ellos desprovistos de aletas -el prohibido finning-) y las corvinas gigantes, todo motivado por la demanda asiática y europea, respectivamente. Aun así, Mauritania tiene mucho más pescado que Senegal (con el área costera protegida más importante de África y bastas áreas de desierto totalmente despobladas) , lo que propicia las incursiones furtivas de pescadores de Senegal desde San Luis hacia el Norte, habiendo llegado a tener un serio conflicto diplomático entre ambos países después de que unos policías mauritanos abatiesen a disparos a dos pescadores senegaleses en 2018.



Pero, volviendo a la crónica de nuestro viaje a Senegal y con la misión de filmar algo de pesca deportiva para la televisión, decidimos hacer un esfuerzo extra para tratar de llegar a algún sitio menos pescado. Vítor nos propuso viajar a Saly, a unos 100 Km al Sur, donde tomaríamos otra barca para ir a pescar a un área rocosa muy lejana (unos 70 Km mar adentro) donde abundaban los meros y abades e incluso los pargos. Cherif nos contaba que descubrieron esta roca por que era tal la acumulación de pargos que había durante el Verano que se veía el agua roja, y así la descubrieron los senegaleses que estaban navegando a pescar a Guinea Bissau, si bien a duras penas queda algún pargo actualmente, aunque la gran cantidad de agujeros de esta roca debía albergar una gran población de meros y abades, con un pez en cada agujero tal y como nos enseñaron en las filmaciones relativamente recientes. Vítor estaba totalmente convencido de que en esta zona pescaríamos, y pusimos rumbo a las marcas que Cherif conocía, no sin antes pescar un buen dorado al primer lance junto a una boya metereológica, y es que bien es sabido que a estos peces les atrae cualquier objeto flotante. Proseguimos nuestro tedioso camino hacia la roca sumergida llena de meros, una roca a modo de queso gruyere donde cada agujero servía de morada a su pez. Sin embargo, en la lejanía, varias piraguas flotaban en la misma dirección que marcaba nuestro GPS de mano. A medida que nos acercamos, Cherif empezó a reconocer a la gente de las piraguas, vecinos de N´gor, con un tipo dirigiendo la barca y tres o cuatro buceadores con fusil en el agua. Nuestro ánimo por los suelos, viendo cómo se llevaban los últimos meros de Senegal, peces de apenas 2 a 5 kilos, muy pequeños para ser meros. 


Año 2017. Los últimos meros de Senegal estaban a muchos kilómetros y profundidad de la costa. Poco debe quedar ya de aquello. 

Los pescadores iban ataviados con trajes de neopreno, aderezados por un cuerno de cabra que hacía las veces de amuleto, muy necesario cuando bajas a fondos de 40 a 60 metros sin hacer descompresión. Cualquier europeo tendría un percance mortal en un lance de estas características, pero el senegalés es un verdadero portento físico y es capaz de las cosas más inverosímiles, como ya nos mostró Cherif con sus apneas de 1:40 segundos para bajar y subir 40 metros como si nada a por la cena. Fuimos testigos en directo de cómo esta gente se juega la vida, empujados al abismo por los europeos. Alguno muere en estos lances (nos comentan que uno a la semana aproximadamente), y no hablemos de un fallo mecánico o mal cálculo de gasolina a cientos de kilómetros de su base y sin ningún elemento de seguridad ni cobertura de la red de telefonía. Pero la pregunta que se me antojó es ¿y después qué? En N´gor se apreciaba la burbuja económica de la pesca con fusil. Las familias se habían enriquecido mucho en poco tiempo y ello se había trasladado a la economía circundante, se notaba en una sociedad -la africana en general- que nunca piensa en el mañana, en el ahorro o la inversión, y que cuando tiene, gasta. Había coches nuevos, motos lustrosas, buenos teléfonos de última generación y casas de construcción reciente. Sin embargo, la burbuja estaba a punto de estallar en un país en el que no hay mucho más donde elegir. El pan para hoy se acaba, llega el hambre del mañana, y yo como europeo me siento culpable directo de ello. El "primer mundo" sigue viviendo a costa del "tercero" y, en el caso de las sociedades que viven del mar, se acerca una crisis alimentaria y migratoria sin precedentes, y no hacemos nada por remediarlo, sino que lo agravamos. Estuvimos en la mítica playa de Yoff, donde yace una gran piragua en mal estado que se construyó hace unos años para llegar a las Canarias. Me pregunto por cuánto tiempo seguirá estando ahí, en desuso, y si se dejará entrar a Europa a las personas con la misma facilidad que entran los meros senegaleses o las corvinas, sepias y pulpos mauritanos.

Patera utilizada hace años para ir a Canarias. La duda en 2017 era cuánto tiempo faltaría para la crisis humanitaria que volviera a forzar a construir este tipo de barcas. Ahora, ya lo sabemos. 

Autor: Antonio Pradillo Carrasco, 2018

Fotografías: Raúl Gil, Producciones Bicho y autor.

martes, 16 de junio de 2020

EL RETO DE LAS CORVINAS DE PISCIFACTORÍA

En un Mediterráneo con cada vez menos misterios en lo que a pesca se refiere, este año han surgido nuevos retos para mí, destacando el de los peces que escaparon de las piscifactorías con el gran -histórico- temporal del invierno pasado. Las lubinas y doradas no tienen escapatoria tras décadas de experiencia en su pesca, pero este año hemos añadido a las corvinas y  serviolas. Serviolas ha habido muy pocas en mi área principal de pesca, aunque las he buscado en entornos donde antes se pescaban las salvajes sin resultado, y es que parece que van más cerca de costa y con querencia por los sitios resguardados, al menos por las pocas capturas que aquí se han dado (Valencia). Pero el tema que hoy nos ocupa es el de la corvina, un pez que ya se criaba  desde hace bastantes años pero que apenas se ha pescado. Sólo había presenciado dos capturas esporádicas en cerca de 20 años de cría, y es que todo apuntaba a que los peces que escapaban se quedaban cerca de las jaulas, pues alguna captura se ha venido dando en estos puntos, especialmente en Burriana / Nules, que es donde más se criaban en mi entorno más próximo. 

Una de las primeras corvinas valencianas, en vertical con la ultra light 2 - 7 gr.

El caso es que este año el escape fue masivo, y además se dispersaron peces por toda la costa, especialmente entre Sagunto y Oliva, pues llegaron las jaulas casi intactas hasta la playa, con un empuje Norte - Sur que dejó una siembra de peces en 50 km de costa, aunque hubo una mortalidad muy alta, y es que son animales con poca capacidad de natación, lo que explicaría que en anteriores escapes, con temporales suaves,  la dispersión haya sido casi nula. Desde el principio, mi objetivo fue claro: tratar de localizar y aprender qué requerimientos tienen estos animales, totalmente novedosos y desconocidos para mi. 

En los primeros días hice un esfuerzo importante en la costa, errando en los lugares de búsqueda, entre Burriana y Gandía; tan sólo las encontré en el exterior Norte del Puerto de Valencia,  donde otros pescadores ya las estaban capturando algunos días antes. Allí había claramente un banco, y cuando pasaban (por la arena pero justo al acabar las rocas, entre 1,3 y 3 m de sonda) todos los pescadores que llevaban vinilos relativamente grandes y los manejaban lento clavaban. La verdad es que, tras pescar toda la provincia de Valencia, el resultado en costa fue muy pobre, y peces hubo muchísimos, pues los profesionales no podían levantar las redes cuando calaban cerca de costa, pero parece que no estaban al alcance de la caña y se movían mucho de noche.   

Una corvina del "desconfinamiento", con el calamar de Savage Gear.

La siguiente fase fue la embarcada, buscando con el kayak y la barca con ayuda de la sonda. Al contrario de lo esperado, ha sido una odisea localizarlas, pese a su considerable tamaño. Se pegan al fondo y cuesta verlas, e incluso quizás se metan en agujeros durante el día,  por que en áreas cercanas a la roca donde los profesionales capturaban decenas y decenas de peces con trasmallo yo no conseguía verlas... ni casi pescarlas. Ninguna mancha grande de ellas, cuando sí localizaba fácilmente las de doradas e incluso lubinas... he aprendido a pescarlas, muy lento, y he aprendido cuáles son los mejores señuelos para ellas y su presentación, pero ha sido a base de echarle muchas horas y más por Fe que otra cosa, al localizar zonas en las que tenían cierta querencia y capturabas individuos aislados, generalmente en fondos mixtos a menos de 22 m de sonda. Los peces han ido adelgazando notablemente, y es que han consumido las reservas de grasa sin alimentarse, no encontrando ningún resto alimenticio en ninguno de los peces sacrificados, ni en estómago ni en intestino.  

 Una corvina del "desconfinamiento", con el 3D Jig Minnow de Savage Gear.

Tras el bloqueo de la pesca deportiva por el COVID-19 tuve el placer de encontrarme con un banco en 1 metro de sonda, en la playa, comprobando que seguían sin alimentarse y su delgadez prosigue aumentando. Son animales de una conducta tremendamente vaga, y les tiene que caer la comida en los morros para que se alimenten, lo que se traduce en esa inadaptación  al medio y en la dificultad para pescarla si no se sabe bien lo que estás haciendo. Los profesionales han arrasado la ingente cantidad de peces que había, y ahora básicamente restan los que se refugiaron en los puertos, que es donde más comida tienen y podrían sobrevivir algunas, aunque ya se observa alguna muerta flotando, supuestamente muertas por la debilidad que tienen actualmente. 

Una corvina con el calamar de Savage Gear completamente tragado.

Los 3D Bleak Real Tail de Savage Gear han sido absolutamente exitosos. 

¿Conclusiones? Pues que he aprendido a pescarlas muy bien, pero aún no sé qué patrón siguen de ocupación del hábitat. Las he encontrado en todas partes y en ninguna; he buscado en escenarios similares a donde las he encontrado y nada... por lo que parece que ocupa lugares aleatoriamente, sin criterios, y lo hace sólo temporalmente, a excepción del resguardo de los puertos en torno a 6 -7 m, donde puede que aguanten más (debido quizás a la prohibición de pesca).  Los señuelos estrella, por orden de importancia, han sido el 3D Bleak real tail (aproximadamente unas 50 capturas), el LB 3D Swim Squid (29 capturas), el 3D Jig Minnow (15 capturas), el 3D Bleak paddle tail (3 capturas), el 3D Fry (2 capturas), el 4 soft play (2 capturas) y la 3D Sardine (1 captura). Sin lugar a dudas, tanto el alburno como el calamar de Savage Gear con una cabecita round jig head de 10 gr. han demostrado ser realmente eficaces, no fallando cuando están ahí bajo... pero lo complicado sigue siendo saber encontrarlas. Desde luego, ha sido un invierno y primavera apasionantes, por mucho que sean peces de piscifactoría. 


Imagen de la última corvina que he capturado, hace tres días, en este caso viéndola en la ecosonda a 6 metros, pero que conste que así han salido muy pocas. 


lunes, 6 de abril de 2020

DARTING ACTION. ARTÍCULO ÍNTEGRO

A continuación cuelgo el artículo que fue publicado en 2014 en la revista española Federpesca Mar, sobre una modalidad que "descubrí" en 2010. Puede que algún producto citado esté descatalogado actualmente, pero creo que es un artículo interesante para gente novel, y por ello procedo a su difusión pública.

DARTING ACTION
Una forma de pescar revolucionaria

Si a la acción errática de los jerkbaits de vinilo añadimos el peso de las cabezas plomadas o jig heads, pero sin restar acción al señuelo, obtenemos una de las armas más versátiles y letales que se hayan podido inventar en el mundo de la pesca a spinning, la acción darting.
Palometón pescado a darting desde costa, usando una 3D real eel de Savage Gear.


Acabo de llegar a casa de pescar. En el momento de sentarme a escribir este artículo, aún no he terminado de asimilar la tremenda pescata de hoy. Ni la anterior, la semana pasada, ni las de nuestro reciente viaje a Mauritania, ni las de antes del viaje. Un invierno lleno de mal tiempo, muy ventoso en el Mediterráneo, y con pocas salidas de pesca, en un mar aparentemente vacío de peces –al menos para la mayoría de pescadores-, pero que no ha dejado de sorprendernos salida tras salida, con sus dentones, jurelas, serviolas, bonitos… Desde Agosto de 2013 llevo pescando prácticamente en exclusiva mediante este método, una manera de recuperar los vinilos que consigue excitar y hacer picar a los depredadores más reacios. Esta técnica no es nueva para mí, ya la había puesto en práctica hace más de 5 años, casi de casualidad, probando recuperaciones, si bien en mi penúltimo viaje a Mauritania, en 2010, fue donde realmente aprecié su potencial, pues allí engañé a unos esquivos king Mackerel o tasartes con una gran eficacia, con una cabeza Storm de  apenas 15 gramos y un Raglou como trailer, que al ser recuperada a tirones rítmicos (a razón de 1 por segundo más o menos) progresaba haciendo un impresionante zigzag. En tierras españolas, pude poner en práctica este tipo de recuperación con las serviolas, ante las que resulta extraordinariamente efectiva. Sin embargo, esta cabeza de Storm no es cómoda de manejar, pues su perfil frontal ofrece mucha resistencia, al estar tallada a modo del babero de un darter, siendo bastante pesado su manejo durante mucho tiempo, y complicando el uso en áreas someras por su capacidad de profundización. Sin embargo, el lanzamiento al mercado del Savagear Sandeel Slug motivó hace un par de años el descubrimiento por mi parte de  algo que se parece mucho a la utopía del “señuelo perfecto”, pues resulta verdaderamente versátil, permitiendo muchos usos diferentes, entre los que se encuentra el que hoy nos ocupa, el darting. Gracias a este señuelo descubrimos que las cabezas plomadas de los sandeel convencionales que vende esta firma son las mejores para este tipo de pesca, pues hacen el slalom zigzagueante, pero a su vez no ofrecen la gran resistencia que muestran las de Storm, por lo que la pesca se convierte en una acción relativamente placentera y mecánica, y obtenemos una acción que realmente vuelve locos a los peces. En pleno mes de Enero tuve el gusto de compartir una jornada realmente espectacular de bonitos donde, lance tras lance, Noelia –mi mujer- y yo  clavábamos dobletes. Aprovechamos para filmar uno de los últimos documentales de la serie de pesca que llevamos entre manos, sobre la pesca con vinilos en el mar, y una vez hicimos los deberes, yo me dediqué a probar cosas, aprovechando la abundancia de peces, para tratar de aprender para poder enfrentarme con más éxito a situaciones de escasez de pesca. Los vinilos de tipo slug de 10 cm y de 14 cm, ensartados en las jig head de 7 y 16 gramos respectivamente, provocaban picadas todos los lances, al pescar en zigzag correctamente. Probé a ensartar el mismo señuelo de 14 cm en cabezas plomadas con otro tipo de acción, y no obtuve ni picada, mientras mi compañera seguía clavando peces sin parar. Sin duda, era la acción lo que marcaba la diferencia. Seguí probando señuelos, como los jigs metálicos que empleaba hasta ahora con tanto éxito como sacrificio, pues debía recuperarlos a mil por hora en una pesca absolutamente agotadora, y el resultado seguía siendo más bien negativo… tampoco tomaron bien un pequeño stick bait sumergido; no es una casualidad que en todas las salidas de pesca que hemos hecho (menos una) desde Noviembre hasta Abril hayamos sacado bonitos… ¡hemos dado con la tecla! 

Serviola pescada por Raúl Gil con una gamba de vinilo (Manic shrimp) montada en una cabeza Sandeel jig head de Savage Gear. 

LA FORMA DE LAS CABEZAS
La forma de las cabezas plomadas es fundamental, ya que es la que va a propiciar el sinuoso movimiento que hoy nos ocupa. Es condición indispensable que estén comprimidas lateralmente (al menos en parte), ya que es esto lo que va a condicionar el zigzag, a diferencia de las formas redondas o en forma de banana. No deben concentrar el peso en la parte inferior (es bastante típico para que desciendan mejor e incluso se queden en el fondo estables, con el anzuelo hacia arriba, evitando los enganches, como en las de Sakura o en las de Hart), siendo recomendable que las formas sean más o menos simétricas. La marca  Savagear, que es la que más está trabajando en este tipo de acciones, ha sacado al mercado unos anzuelos Texas especiales para este tipo de pesca, aunque los ha dotado de muy poco peso (de 3 a 6 gr) en una pequeña cabeza triangular, que ofrece un movimiento realmente atractivo al golpear enérgicamente los jerkbaits, pero profundiza muy lentamente, permitiendo sólo una pesca muy superficial y a corta distancia, lo que inhabilita su uso prácticamente para los carángidos de nuestras aguas, que son los “clientes” potenciales por excelencia de esta técnica en el mar. En todo caso, es cuestión de técnica que una cabeza apropiada consiga la acción errática adecuada, con mucho entrenamiento y anzuelando correctamente el vinilo, de forma que quede completamente recto. 

La cabeza es parte fundamental de esta modalidad. En imagen, la Sandeel Jig head en la boca destructora de un bonito atlántico (Sarda sarda).

SEÑUELOS
Los mejores señuelos van a ser los de tipo jerk, esto es, que huiremos de las formas toscas y de las colas vibrátiles, al menos de las de tipo “paddle”, que ofrecen más resistencia e inhabilitan o dificultan el zigzag. Vinilos alargados del estilo de los ya citados sandeel slug de Savagear, los Slug Go de Lunker City o los Picol´eau de Delalande parecen haber nacido expresamente para esta técnica, aunque reitero que va a ser la cabeza y la técnica el elemento más importante para conseguir la acción deseada. De hecho, conseguimos hacer el zigzag incluso con gambas de vinilo, a pesar de que tienen patitas que ofrecen algo de fricción en el agua. Las gambas, en 5 cm, montadas en las cabezas de 7 gramos nos están dando un resultado realmente espectacular con todo tipo de especies por debajo de los 3 kilos de peso, mientras que echamos mano de los jerks de 10 cm en la misma cabeza plomada de 7 gr. para llampugas, bacoretas, espetones pequeños, jurelas o servioletas. Cuando buscamos bonitos grandes sin actividad aparente en superficie estamos pescando con el mismo jerk, pero de 14 cm, en cabezas jig head de 16  o incluso de 28 gr. Para espetones gigantes subimos a 16 cm, y para los palometones llegamos a emplear  los lanzones de 20 cm.  Vamos, que el sistema es el mismo siempre, pero intentamos adaptar el tamaño de la muestra al tamaño de pez que pretendemos capturar y a la especie, aplicando la lógica, de manera similar a lo que hacemos a la hora de elegir el equipo.

Mi señuelo preferido es, con diferencia, el Sandeel slug de Savage Gear, descatalogado actualmente de forma injusta. 

Los señuelos alargados de poca resistencia en la cola van a ser los elegidos. 

ACCIÓN DE PESCA
La acción de pesca es relativamente sencilla si la cabeza plomada y el señuelo están bien conjuntados, debiendo quedar el vinilo completamente recto para que no se tuerza al dar tirones. La pesca se hace dando tirones secos, debiendo espaciarlos generalmente a razón de un tirón por segundo, para dar tiempo a que el señuelo tenga un desplazamiento lateral acusado, para que, ante el siguiente tirón, el señuelo responda hacia el lado contrario. Para que los lectores lo entiendan, esta acción trata de conseguir una especie de agresivo pero pausado “walking the dog” en sumergido, que irrita irremediablemente a los carángidos, haciéndoles picar aunque no muestren actividad alimenticia. La elección de cañas con acciones de punta o “rápidas” nos va a facilitar mucho la pesca mediante esta técnica, así como el empleo de líneas trenzadas que transmitan nuestros tirones secos al final de la línea, haciendo mover al señuelo en zigzag. Las cañas cortas pero de mango relativamente largo y con cierto contrapeso harán que esta pesca sea cómoda, convirtiéndose en algo mecánico y muy poco cansado para los brazos del pescador.


Palometón (Lichia amia) capturado en Valencia con un Sandeel slug de 20 cm, señuelo que imita a una aguja, pez presa muy buscado por los depredadores. 

ESPECIES  DEVOTAS
La verdad es que cualquier pez es pescable con esta técnica, aunque está claro que los velocistas tienen todas las papeletas para encabezar la lista de favoritos. Ya hemos hablado de los bonitos, que sucumben extremadamente bien ante este tipo de recuperaciones, aunque debemos esperar un segundo para clavar cuando sentimos la picada, pues éstos toman primero el vinilo por la mitad, dejando a veces el anzuelo fuera de la boca –especialmente si son pequeños-, y si somos lentos para clavar, suelen tomarlo entero. La serviola es otro de los que gusta correr tras el zigzag, si bien también entra a acciones verticales de otro tipo de cabezas plomadas, no mostrándose tan selectiva. Los palometones también son víctimas de estas recuperaciones; los he sacado durante 2.013 en Valencia y me he cansado de sacarlos en Mauritana en Febrero de este año, con los vinilos slug de 20 cm, que parecen una aguja, justamente una de sus presas favoritas. Para esta especie hay que espaciar un poco más los tirones, dándolos más fuerte e intercalando alguna pausa de un segundo, pues es lo que mejor se adapta a su modo de alimentación, cansando a su víctima para intentar engullirla por la cabeza, no siendo raro robar alguna pieza en los ataques. Las llampugas se vuelven realmente locas por este tipo de acción, debiendo dar los tirones bastante secos para que el zigzag sea amplio, intercalando –como con los palometones- alguna pausa, incluso dejando descender unos metros el señuelo abriendo el carrete para volver a recuperar enérgicamente. Para las llampugas, suelo emplear los slug de 10 cm, aunque si son grandes toman bien incluso los de 14, funcionando muy bien los colores amarillos o blancos, muy vistosos, que nos permiten además ver la evolución del señuelo. Incluso las caballas, jureles y jurelas comen extremadamente bien con esta técnica, aun cuando no están activos. Recuerdo una salida que hice este invierno con dos chicos madrileños, cuando les puse la barca sobre un manto de jurelas, con los equipos de rock, y en los primeros lances no clavaron. No creían lo que les decía, y es que si se hacía bien la recuperación era imposible fallar; es increíble la diferencia que hay entre mover el señuelo de cualquier manera y saber absolutamente lo que se está haciendo ahí bajo… los madrileños aprendieron pronto y disfrutaron de capturas lance tras lance. Otros peces con los que nos ha ido bien este tipo de recuperación han sido los dentones,  especialmente con pequeñas gambas –que empleamos para las jurelas- pero con las mismas cabezas plomadas del darting, si bien es cierto que estos peces a veces toman los señuelos en recuperaciones lineales, e incluso en la misma caída. Los abadejos cantábricos y los abades canarios también han sido víctimas fáciles de este tipo de pesca; los primeros de media agua hacia la superficie, con tallas muy pequeñas en los señuelos y movimientos muy agresivos, mientras que los segundos precisan asumir cierto riesgo, pasando el vinilo con cierta parsimonia cerca de los veriles rocosos. Con las lubinas apenas he tenido el gusto de ponerme con esta técnica, pues considero que entran mejor con una acción de tipo “trembling”, simplemente haciendo vibrar un poco la cola del vinilo, siendo excesivamente rápida y agresiva esta recuperación, aunque pueden darse capturas, por supuesto, especialmente con los anzuelos con poco lastre que cité al comienzo de este artículo, que sí permiten una pesca más lenta sobre fondos más someros, y máxime en aguas batidas del Atlántico, donde la poca presión de pesca y la bravura del mar hace que las lobas se muestren mucho más agresivas que en el Mediterráneo. En todo caso, ya sabéis, mi trabajo es divulgar y dar a conocer la base, pero sois vosotros los que debéis poner en práctica lo expuesto en este artículo y adaptarlo a vuestras especies y a vuestros pesqueros, pues es así como realmente se aprende y se crece como pescador y persona. ¡Nos vemos en el agua!

Antonio Pradillo Carrasco



sábado, 21 de marzo de 2020

EL "COVID" DE LOS ANFIBIOS... RANAVIRUS

Vivimos en un mundo global, donde todo se ha convertido en una especie de monocultivo sin rotación donde no hay fronteras físicas para las plagas. Así lo estamos demostrando los humanos con el COVID-19, el "coronavirus", pero no somos los únicos. Los cultivos de plantas pasan plagas a escala mundial con frecuencia, e incluso también los animales. Los anfibios no quedan atrás, por supuesto, y en la última década se han extendido por el mundo dos plagas importantes, la Quitridiomicosis y el Ranavirus, enfermedades de declaración obligatoria por los países afectados. La primera, se debe a  hongos, habiendo una más específica de ranas y sapos -anuros- (Batrachochytrium dendrobatidis) y otra más propia de tritones y salamandras -urodelos- (B. salamandrivorans). Esta enfermedad ya está ampliamente difundida por el mundo y provoca mortalidades puntuales que pueden llegar a afectar al 100% de los anfibios. En España son frecuentes los casos, aunque muchas veces pasen desapercibidos, y todo apunta a que cada vez serán más frecuentes. La segunda plaga, en proceso de expansión, es el Ranavirus, un patógeno perteneciente a la familia de los Iridovirus (esto es, no es un "Coronavirus"), que también resulta mortal para los anfibios. En España se han documentado casos con grandes mortalidades recientes en diversas regiones (Castilla y León, Cataluña), habiéndose registrado el primer caso en la Comunitat Valenciana hace unos 15 días, con una especial afección al gallipato (Pleurodeles waltl), como viene sucediendo también en las mortalidades registradas por quitridio. En todo caso, ranas y sapos parecen ser más resistentes, pero actúan como vectores igualmente, siendo portadores confirmados. Es muy impresionante tomar un ejemplar vivo y que al pasarle un bastoncillo (hisopo) por el costado del animal se impregne de sangre... ¡los animales sangraban por la piel! 

Fig.1. La desinfección se hace mediante Virkon S al 1% o  Hipoclorito de Sodio al 10%. 

En estos casos, se aísla la charca, sacrifican a los animales y desinfecta, pero pensad en lo complicado que es contener a una enfermedad en la que los vectores son animales de gran movilidad: un sapo que ha salido en busca de otra charca tras la lluvia o simplemente un ave migratoria que lo transporta en su plumaje...  Sin duda, tiempos difíciles también para los anfibios.

Para más info, "Manual acuático de la OIE 2012. Capítulo 2.1.2. Infección por Ranavirus". 


Antonio Pradillo Carrasco

domingo, 15 de marzo de 2020

BLOG RELOAD

Muchas cosas han pasado desde Noviembre de 2018... Mi vida familiar, tal y como la entendía, se desmoronó de un día para otro. Sin mucha explicación pero con mucha complicación, hasta el punto de que aún sigo sin haber resuelto nada, quedándome sin un hogar que sigo pagando y sin poder disponer de nada económicamente hablando, pese a contar con un sueldo aceptable. Cerró la revista Federpesca Mar, algo que se veía venir,  aunque tampoco tenía muchas ganas de escribir últimamente, la verdad, pero no deja de ser un hecho triste y lamentable. He descubierto la peor cara de algunas personas, aunque por otro lado he dispuesto de un tiempo que hacía mucho que no tenía, y que he invertido egoístamente en mi: pescar, kayakear, acampar, caminar, leer... encontrarme a mí mismo en la naturaleza. No me olvido de mis amigos y familia, con los que apenas tengo contacto, pero les agradezco su interés cuando me llaman o hemos quedado para cenar, comer o charlar un rato. Ahora nos llega un nuevo reto, el COVID 19, con obligatoriedad de permanencia en casa. Quizás haya llegado el momento de retomar el blog, de volver a escribir, pero sin ninguna atadura ni obligación, sólo con el ánimo de aportar entretenimiento o formación a quien lo pudiera necesitar como un servicio social más. Después de un año sabático, doy por re inaugurado el blog. 

Un saludo,

Antonio Pradillo 

sábado, 20 de octubre de 2018

PESCANDO VERTICAL EN AGUA DULCE

Este año hemos tenido una larga temporada de mar agitado y poca pesca que me ha hecho desplazarme más de lo habitual a pescar en agua dulce. Además, la pesca desde el kayak Radar de Wilderness systems con sus pedales hace que sea cómoda y placentera, incitándome una y otra vez a repetir. La pesca en embalse con agua caliente casi siempre es buena, aunque a veces no sean peces grandes, pero este Verano he dejado de lado bastante la pródiga pesca de orillas para pasar a tratar de entender lo que sucede en el medio del embalse. 
 Combates épicos con la LRF y la Bushwacker 3 - 18 gr. He intentado los lucios con cosa grande, pero la verdad es que las capturas han sido escasas en nuestras aguas... Valencia no es tierra luciera, sin duda. 

La verdad es que no es fácil pescar en vertical; en primer lugar, hay que saber entender tu ecosonda, y no por que esta sea más cara va a ser mejor para nuestro propósito. Empecé en el kayak con una Humminbird asequible que me leía el señuelo perfectamente, pero tuve un problema con ella -fue la que me dejó tirado en el Campeonato de España de Octubre del 2017- y opté por cambiarla por la que gané en ese mismo campeonato, la Garmin Striker 7, que tiene una pantalla más grande que la tele de mi casa, con su GPS, frecuencias divididas, etc. Sin embargo, es cierto que no siempre me lee el señuelo, y que me cuesta más diferenciar entre peces grandes y pequeños que en la Humminbird o en la maravillosa Dragonfly 4 pro de Raymarine, que es la que tenemos en la barca para el mar. 
Las carpas se han llevado la palma en cuanto a capturas. 

El tema es que tampoco es estrictamente necesario visualizar el señuelo en la sonda (basta con localizar bancos de minitalla y "gente mayor" alrededor), pero la verdad es que resulta muy ameno y de ayuda ver casi en directo cuando nos sigue un pez o si nos aparece una potencial presa a una altura diferente de la que estamos pescando, para pasar a situarle el señuelo por los morros en unos pocos segundos. Muchas veces vemos persecuciones en la pantalla, que al parar se transforman en picadas... o en rechaces que no veríamos de ninguna otra forma.

 Ahí está lo que buscamos, alburnos y peces grandes tanto por arriba como por abajo. En este caso, trabajando con frecuencia dividida con la Garmin Striker. 


He pescado con diversos señuelos y prácticamente con todos he obtenido resultados positivos, aunque la verdad es que uno de los que mejor me han funcionado ha sido el Horny Herring de Savage Gear, que imita fielmente a un alburno, y que los peces me han tomado tanto en la bajada como en la subida. Es cierto que le cuesta un poco bajar a muchos metros de profundidad (he pescado hasta a 35 m), pero su movimiento en caída es el que propicia las picadas, además de marcar muy bien la trayectoria en la sonda, distinguiendo perfectamente el señuelo del resto de peces al marcar su movimiento de vaivén en la sonda. 

El Horny Herring de Savage Gear ha demostrado tener una enorme efectividad en la pesca vertical por su similitud con los alburnos y su buena visibilidad en la ecosonda. 

Toca seguir entrenando más esta técnica, que llega a ser tan apasionante cuando pican como aburrida cuando los peces no quieren saber nada de nosotros. Personalmente, con la Striker tengo muchos problemas al no distinguir entre carpas y otros peces del embalse, que seguramente con la Raymarine sí lo haría, pues en el mar sí distingo barracudas, por ejemplo.


Antonio Pradillo Carrasco   




sábado, 11 de agosto de 2018

TROMSO, NORUEGA. PESCANDO MÁS AL NORTE TODAVÍA

En esta ocasión hemos ido al destino más Septentrional que haya pescado nunca, aunque quién lo diría a casi 30ºC de temperatura durante toda la semana... El objetivo estaba puesto en los halibut, carboneros grandes y peces lobo, y cumplimos con las tres especies. 

Llegar y encontrarse con los carboneros grandes en superficie, objetivo 1 cumplido. 

Los halibut costaron bastante, pero salieron varios. Emilio le puso especial ahínco, y tuvo merecida recompensa múltiple por ello, más alguno perdido.   

El peligroso pez lobo o wolf fish tampoco estaba de oferta, aunque hubo una deriva mágica con tres peces consecutivos a señuelo, algo casi increíble. 

El cámping escogido esta vez fue Lauklines Kyrstferie, que podríamos decir que es "de alto nivel", con casas grandes muy bien preparadas para grupos numerosos y barcos para poder afrontar las condiciones del exterior de los fiordos, que al fin conoceríamos. 

También hubo bacalao, cómo no, con algunos de muy buen tamaño peleados con las Okuma de Slow Jigging. 

Lauklines, un sitio maravilloso para pasar unas vacaciones. 

En agua dulce la cosa estaba floja. Mucho pez pero pequeño, truchas comunes cerca y salvelinos árticos en el lago más alejado de la civilización, aunque las vistas bien valen el pateo. 

 Paco, dándole a la mosca cerca de la cumbre. 

Uno de los muchos salvelinos árticos pescados, en este caso a LRF. 

Otro viaje de esos que dejan huella, pese a mi pérdida de equipaje en Barajas, todo sea dicho; todos los que hemos ido alguna vez estamos enamorados de Noruega, y volveremos a no mucho tardar. 

Como siempre, el report completo del viaje con las mejores fotos de Raúl Gil próximamente en  la revista Federpesca Mar. 

Los señuelos más exitosos:
 BACALAO / HALIBUT


CARBONERO / COALFISH