sábado, 5 de noviembre de 2016

LA INVASIÓN DEL CANGREJO AZUL (Callinectes sapidus)

Hace un par de años que se capturaron unos ejemplares en La Albufera de Valencia. Fue un hecho aislado, extraño, de un cangrejo de aspecto marino que se pescó en agua dulce. El año pasado se incrementaron las capturas, y apareció por muchos humedales de la Comunitat Valenciana e incluso Delta del Ebro y Mar Menor. Siguiendo este aumento, este año ha habido un verdadero "boom" para la especie, que se ha asentado claramente y que ha llegado a ser muy abundante en algunos esteros, hasta el punto de que en los dos primeros días de pesca en La Albufera se capturaron más de 100 kilos de cangrejos, pese a no ser objeto de pesca. Mucha ha sido la gente que se ha lanzado a su pesca deportiva, pese a no figurar como "pescable" (tampoco como "invasora"), y en alguna prueba que hemos realizado se ha logrado sacar hasta 10 kilos en unas pocas horas, con animales que rondan los 300 gr por ejemplar. 


El animalito en cuestión es de origen americano, donde es bastante apreciado y su pesca está regulada, y ya lleva algunas decenas de años por Grecia, donde incluso se cultiva. El caso es que en los últimos años ha colonizado el Levante Ibérico, no sabemos si  favorecido por el calentamiento del agua o si es que ha venido en el lastre de los cargueros que proceden de Grecia y Turquía, que no son pocos. 


El caso es que es oportunista, como buen cangrejo, pero es un hábil depredador de bivalvos, de almejas, por lo que puede tener un efecto negativo sobre nuestra fauna local, tanto de agua salada como dulce. De momento, ya he visto náyades depredados por los cangrejos, y los pescadores de surfcasting están hasta las narices de que les corten bajos, como sucede con las redes y nasas tradicionales, que los cangrejos destrozan con facilidad. La duda está en si este año habremos llegado ya al máximo del "boom" inicial del invasor, o si lo peor aún está por venir. 

2 comentarios:

  1. Esto es un no parar de nuevas especies que entran con una failidad pasmosa, los ecosistemas acuáticos estan cambiando a una velocidad demasiado alta. Simplificación comporta fragilidad. Un abrazo

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