domingo, 6 de marzo de 2016

MOSQUEANDO AL SÁHARA



 Paco, con uno de sus palometones a mosca. Sueño cumplido. 

Nuestro último viaje ha sido nuevamente al Sáhara, a ese desierto al que de alguna manera pertenece nuestra alma. Ha sido un viaje diferente en todos los aspectos. En esta ocasión ha sido Paco Ortega, repitiendo, y Carlos García, novel, quienes me han acompañado, echando de menos a  grandes amigos que me han acompañado en tantas ocasiones. 

Carlos, "el nuevo", con un jurel rompe cañas... 

Ha sido un viaje de vacaciones  (¡por fin!!), sin cámaras ni trípodes a cuestas, ni preocupaciones, algo de agradecer. Tu caña, tu mochila y tú, dispuesto a patear y lanzar sin otra preocupación más que la de disfrutar de los avistamientos de tortugas o delfines, de los peces y de las increíbles  postales que te depara el desierto, incluidas las tormentas de arena que padecimos, viendo la cara más enfadada del Sáhara... 

El señuelo de este viaje ha sido el Salty Freestyler, sin duda... 

La pesca nocturna me ha hecho disfrutar como pocas veces, con corvinas de 10 kilos como esta. 

Ha sido el viaje mosquero de Paco, y es que desde el segundo día redujo su equipo a la mínima expresión: una caja de moscas y una caña de cola de rata. Sólo había que estar en el lugar adecuado, a la hora precisa, y tratar de meter un buen estrímer lo más lejos posible. Tres palometones (dos de 9 - 10 kilos) y una corvina de 9 kilos es un buen trofeo para un principiante, sólo un año después de que tocara por primera vez una caña de mosca -mi caña-, en ese mismo escenario... ¡y por que empezó pescando fino y le rompían!  Enhorabuena, en estos momentos eres la envidia sana de muchos mosqueros marinos de la Península. 

Corvinato de 9 kilos a mosca, una experiencia mágica para Paco. 


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